Esta Luna representa la fuerza de la creación, de la cosecha y el poder del descanso.

Cómo el Sol, el alma de la tierra manifiesta la búsqueda hacía el interior, hacía su corazón, buscando el trabajo interior de recuperación de su energía sagrada femenina. Como ella, nosotros los seres humanos vamos hacía nuestro interior para sanar las partes fragmentadas, corporizando en este trabajo interior la sanación desde la sabiduría y el servicio.
Servir es compartir las creaciones y el despliegue de los talentos, promoviendo la vocación de vida en forma más conectada, e infundiendo a nuestros proyectos la espiritualidad servicial.
Esta experiencia unificadora y de intimidad del tibio otoño nos lleva hacía nuevos horizontes desde el interior en círculos creadores y transformadores, uniendo en armonía y en equilibrio lo de arriba y lo de abajo, para realizar y materializar nuestro proyecto bajo el poder de la libertad, la inteligencia y el amor.

Los creadores de toda la vida saben que los seres humanos somos como la arcilla, que si nos apartamos del río que da la vida nos volvemos secos y quebradizos. Esto sucede cuando en nuestras creaciones la energía está puesta sólo al servicio de si mismos. Cómo todas las cosas, la arcilla es viviente para usarla creativamente y así servir a otros; es la forma de llenar de espíritu y propósito nuestro hacer. Al pedir permiso a su esencia, la inspiración enciende el fuego del espíritu llenando de sueños el corazón. Todas las actitudes reflejan nuestras creaciones y si en ellas hay miedo, resentimientos, apuro, enojo, nada será apreciado.

Cuando no estamos en equilibrio nuestra natural creatividad se desplaza hacía su lado destructivo. Si es así, y sentimos una vergüenza saludable por nuestras equivocaciones humanas, y nos disponemos hacer nuestros mejores esfuerzos, nos convertimos en responsables de crear nuestra identidad. No hay razón para temer los desafíos en el tejido de la creación, templando nuestra esencia, los niños humanos encontraremos las fuerzas interiores para superar las debilidades, encendiendo nuestras habilidades creadoras y asumiendo el desafío de la creación de sí mismo.

Si nuestras actitudes están atravesadas por la gratitud y la belleza permitirá que lleguen a la vida de otros esta energía de amor y nutrición.
Cómo la abuela mientras ella hilaba, coloreaba y tejía la lana de oveja, los diseños maravillosos de sus mantas cobraban vida, porque los espíritus de su tierra viajaban y danzaban en la manta llenando de calor a los que compartían los sueños.
En el universo todo se mueve al ser pura creación infinita. Todo está animado por el Gran Misterio Creador, el Eterno y el Sin Tiempo.
El legado de la percepción limitada que los seres humanos hemos tomado y transmitido ha ahogado la expresión y la comprensión de que todas las partes del conjunto son partes de la creación para usarlas creativamente. Para que cualquier cultura sobreviva no se necesita el miedo, por eso el trabajo de las almas ancianas es plantar las semillas de inspiración fertilizando las mentes con estímulo.

La tarea de plantar, fertilizar, regar, sacar las malezas y podar, deben hacerse; este es el esfuerzo y el acto generoso, cortar las ramas muertas que empobrecen el fruto.
La inspiración de crear alimentada por el deseo de servir al espíritu está sostenida en el amor. La parte que está alimentada por el ego está sostenida por el desamor.
Un espíritu con instinto valiente, con fuego creador, valora la vida. Aprende las lecciones de lo incierto, de lo desconocido y de lo inesperado, explorando sin camisa de fuerza mental, rígida y absolutista, las rutas alternativas en lo distinto de cada día, participando y fertilizando sin miedos.
Nuestras antepasadas dejaron sus rastros en pinturas y petroglifos en las antiguas piedras. Miles de años de nuestra historia en las piedras, que como bibliotecas de todo lo que ha pasado en la Madre Tierra muestran donde tenía lugar su creatividad artística, sus leyendas sagradas, sus viajes y sus sueños.
Los petroglifos son un recuerdo viviente de la creatividad en un mundo de pertenencia, de respeto y de armonía. ¿Qué dejaremos nosotras a las generaciones siguientes?, ¿seremos recordadas por nuestras contribuciones a la humanidad?

La nostalgia por las viejas maneras y los tiempos pasados, no niegan de la habilidad para abrazar el potencial sagrado del que hoy disponemos, y crear un presente de armonía, de servicio.
Con el deseo de servir al conjunto, cada mujer, aporta su contribución en su forma, usando la decisión, la voluntad y la pasión, para tejer el tapiz de los sueños cósmicos, hacerlo tangible y apreciado, y legarlo al futuro.

Mayahuel





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